A raíz de su estrepitoso fracaso de unidad que no sorprendió a muchos, los autodenominados líderes políticos de uno y otro lado comenzaron a culparse de ser los causantes de tal hundimiento, sin siquiera tener la más mínima valentía para reconocer que ambos bloques jamás tuvieron la intención de hacerlo debido a sus propios intereses, pero lo más grave para ellos es que ya se quitaron las máscaras y el pueblo los ha identificado.
Intentaron vender la idea a través de sus presentaciones mediáticas que lo más importante era alcanzar la unidad para “salvar” a Nicaragua de la “dictadura”. Canales de televisión, prensa escrita y medios digitales a lo interno, eran sus plataformas de propaganda preferidas para llenarse la boca de tener una representatividad que nadie se las ha dado.
A diario inventan nuevas teorías sobre quien o quienes son los culpables de ir divididos a las elecciones, surgieron narrativas novelescas de supuestas citas para materializar la unidad, de incumplimiento de palabras, de enfermedades de uno u otro dirigente y así han continuado tratando de engañar a la ciudadanía y a sus “miles” de simpatizantes.
Si tenían alguna pizca de credibilidad ya no la tienen, si poseían algún capital político, difícilmente lo conservan, tejieron toda una red de mentiras que ahora no saben como salir de ella, al contrario, cada día se hunden más y esperar que “agarran” el 7 de noviembre. Al final, tienen al menos dos opciones para participar en esos comicios.
La mediocridad de este sector es tal que debido a su impotencia incluso para jugar política, enfilaron su rabia contra la coalición encabezada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) Unida Nicaragua Triunfa cuando este sólido bloque registró su alianza ante el Consejo Supremo Electoral (CSE).
Incluso, despotricaron contra los partidos y movimientos políticos que acompañan a los sandinistas señalándolos de ser “satélites” del Frente y de no representar gran cosa, como si sus organizaciones políticas fuesen una maravilla de colectivos que tienen el poder de catalizar los sentimientos de los ciudadanos.
Sin estructuras políticas consistentes y sin un tendido territorial fuerte, la oposición, vaya unida o cada quien por su lado, como sin duda participarán en las elecciones generales en noviembre, va rumbo a una aparatosa derrota, por eso no es casual, que sin haber comenzado la campaña electoral, ya están hablando de fraude, palabra que estará muy en uso nuevamente antes, durante y después de las elecciones.
El Partido Unidad Cristiana (PUC), aliado del FSLN en la coalición Unida Nicaragua Triunfa, por ejemplo, cuenta con directivas en todo el país, incluyendo las dos Regiones Autónomas de la Costa Caribe y ya no se diga sobre su tendido territorial.
Unidad Cristiana con su presidente y representante legal Daniel Ortega Reyes, es solo un ejemplo de la seriedad y el compromiso del FSLN y su Alianza Unida Nicaragua Triunfa con el pueblo de Nicaragua para garantizar paz, tranquilidad, recreación, salud y educación, además de hacer una realidad los programas sociales o de infraestructura para seguir otorgando robustez a la economía y la estabilidad del país.
En la foto de portada, líderes políticos del FSLN y sus aliados, momentos después de inscribir su alianza Unida Nicaragua Triunfa ante el CSE.
