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OMS debe abrirse a compartir información con Taiwán para combatir coronavirus

El pragmatismo que exhibió desde su sede en Ginebra la Organización Mundial de la Salud (OMS) para pedir recursos a la comunidad internacional por casi 700 millones de dólares para echar a andar un Plan Estratégico que permita prevenir y contrarrestar el coronavirus que se originó en China y que ya ha matado a más de 560 personas e infectado a alrededor de 30.000 en una treintena de países, debe también aplicarse en esa organización para compartir información con Taiwán sobre la mortal enfermedad.

Los problemas políticos sobre el estatus de Taiwán con respecto a China no tienen que ser un obstáculo para la OMS si de un virus infeccioso con las características hasta ahora demostradas y cuya expansión no ha respetado fronteras, hacen perentorio que esa entidad sanitaria haga a un lado su tibieza con China e incluya sin titubeos a Taiwán en ese esfuerzo mundial que la isla ha reclamado con toda justicia.

China ha registrado a este jueves más de 28.000 casos confirmados de personas contagiadas con este nuevo tipo de neumonía y unas 550 fallecidas. Al contrario y con una población cercana a los 24 millones, Taiwán ha registrado no más de 20 casos y vale decir que están relacionados con personas que recientemente visitaron o residieron en China, es decir, que a una distancia media entre las costas de Taiwán y China de apenas 130 kilómetros, la Isla aún no corre riesgos que expongan a sus ciudadanos a la enfermedad.

Pero esta situación no es porque el virus se hizo de la vista gorda para no afectar a la Isla, sino porque hay motivos reales como es el hecho de que Taiwán haya ocupado hace tan solamente tres años el puesto 14 a escala mundial en el Índice Global de acceso a la Atención de Salud y el quinto en el acceso a la atención de enfermedades infecciosas. En ese informe había un abanico de 60 países, incluida China.

La OMS, en vez de ubicar erróneamente a Taiwán como una provincia de China en su actualización diaria sobre el avance del virus nutriéndose además de información incorrecta suministrada por China, está obligada a incluir y compartir información con Taiwán para aprovechar su experiencia en la prevención, combate y erradicación de enfermedades infecciosas.

Las autoridades taiwanesas han elevado sus quejas a la OMS de ubicar a la Isla en el mismo nivel de gravedad que China en cuanto a los efectos provocados por la infección, lo que ha ocasionado por ejemplo que algunos vuelos de Taiwán a Italia y Vietnam fueran rechazados confundiendo las restricciones impuestas a viajeros que abordaron aerolíneas en China.

En mayo próximo, la OMS tendrá una oportunidad para reivindicar los excelentes niveles de salud del que se enorgullece Taiwán e invitar a la Isla a su Asamblea Mundial como observador, estatus que fue suprimido hace cuatro años debido a las presiones diplomáticas de China. Quizá no sea demasiado tarde, de momento la OMS tiene el deber y el compromiso mundial de ignorar esas coerciones políticas y hacer valer sus principios y objetivos para hacerle frente con el apoyo de la comunidad internacional, sin excepción, a este nuevo virus que tiene características de estar mutando y llegar a convertirse en una pandemia.

 

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