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El “dedazo” se pinta clarísimo para ungir a los candidatos de la oposición a la Alianza Unida, Nicaragua Triunfa

Sectores de la oposición en Nicaragua han descartado un mecanismo fiable para escoger a su candidato a la presidencia y vicepresidencia de la República, diputados ante la Asamblea Nacional y al Parlamento Centroamericano (PARLACEN), como es el de las primarias, con argumentos irrisorios de que ya no hay tiempo para efectuarlas o porque algunos han planteado que de acuerdo “al peso político” de cada grupo, deben seleccionarse los “ungidos”, propuesta que también ha sido rechazada.

Ahogados por el tiempo, distintas voces de veteranos políticos en estas lides han madurado la idea de desarrollar encuestas o “focus group” para medir las simpatías de determinada persona entre grupos debidamente seleccionados. En Nicaragua no hay experiencia en este tipo de prácticas políticas habituales en democracias desarrolladas. También han descartado llevar adelante asambleas de base con sus simpatizantes o militantes porque aseguran que el gobierno los asedia.

Ahora surgió una autodenominada “comisión de buena voluntad” con el propósito, según afirmaron quienes la encabezan, de unir a la oposición para seleccionar al candidato que derrote al Comandante Daniel Ortega Saavedra en noviembre de este año. Pero una pregunta flota en el ambiente de todo el espectro político opositor ¿Qué mecanismo utilizar para que salga ese candidato o esa candidata que enfrente a Ortega?

Estos mismos grupos de oposición solamente cuentan con dos casillas para ir a las elecciones de noviembre de este año y ambas también, nada raro, están divididas. La presidenta de Ciudadanos por la Libertad (CxL) Kitty Monterrey, tiene una de esas dos casillas y da la impresión, por lo que ella ha dicho, por lo que han manifestado sus colaboradores más cercanos y por lo que también les han respondido desde la otra acera opositora, no se unirá a los que se organizan en la llamada Coalición Nacional.

A mediados de enero de este año Monterrey arremetió contra la Coalición y la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), tras manifestar que las dos instancias políticamente no existen y que en ambas organizaciones “hay un montón” de grupos pequeños. Incluso se preguntó ¿Quién decidió que la Coalición Nacional es la oposición?.

Estas explosivas declaraciones de Monterrey fueron verdaderos dardos envenenados hacia esos grupos que se limitaron a responder con tibieza. Monterrey está haciendo su juego y no quiere nada con las organizaciones a quienes atacó con dureza, y prueba de ello es que ayer martes,  CxL y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia sellaron una alianza y ni siquiera mencionaron o mostraron interés en referirse a la autodenominada comisión de buena voluntad.

En el otro segmento de oposición, donde está la UNAB y la Coalición, hay una formación política que tiene casilla, es la del Partido de Restauración Democrática (PRD) que dirige el pastor evangélico Saturnino Cerrato, que dicho sea de paso, ya participó como candidato a la presidencia en el 2016. ¿Cederá su casilla electoral el señor Cerrato a los dirigentes de la UNAB y la Coalición para que selecciones ambas a sus candidatos y montarse en ese carro rumbo a noviembre? Está difícil, como dueño de ese automotor electoral, Cerrato aspirará al menos hacer fórmula presidencial con el “ungido” o la “ungida”.

Todos los caminos conducen a la selección de los candidatos opositores por la vía del “dedazo” de acuerdo al peso político de cada agrupación con la notoriedad que quienes van más “blindados” a esa escogencia serán quienes tienen sus vehículos electorales debidamente registrados ante el Consejo Supremo Electoral (CSE).

Del lado de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa capitaneada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), las aguas están tranquilas y no se vislumbra ningún fraccionamiento entre el bloque político que tiene entre sus firmes aliados al Partido Unidad Cristiana (PUC), liderado por el pastor evangélico y diputado ante el PARLAEN, Daniel Ortega Reyes. Además, hay liberales, conservadores, socialdemócratas, indígenas de la Costa Caribe y de la antigua Resistencia Nicaragüense, entre otras agrupaciones.

Así, mientras la oposición se debate en su laberinto, quizá esperando la señal de sus padrinos en los pasillos de la Casa Blanca o el Capitolio, el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra y sus aliados mantienen el paso firme para hacer avanzar al país en términos económicos y sociales pero también aceitando la maquinaria para dar la batalla electoral que ratifique y legitime un triunfo inobjetable.

En la imagen, el jefe de la bancada del FSLN Edwin Castro, en representación legal de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, acompañado de líderes de esa coalición, entre ellos, el presidente de Unidad Cristiana, Daniel Ortega Reyes (a la izquierda de Castro), inscriben a la Alianza en el marco de un proceso electoral.