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Nicaragua irá a elecciones en noviembre con sus reglas del juego y no con las que quiere imponer EEUU

El gran comisario del mundo tiene dos varas para medir el comportamiento de a quien o a quienes considera sus “amigos” y a los que no los considera como tales. Esa conducta encierra algunas materias clave que el comisario evalúa de acuerdo al criterio de sus halcones, independientemente de la administración de turno en la Casa Blanca, sea Demócrata o Republicana, porque el poder se lo reparten solamente entre dos, el sistema no permite más opciones.

Esas materias tienen que ver con derechos humanos, democracia, libertad de expresión, de movilización y otras más que a juicio del “Gran hermano” deben cumplirse según sus reglas. La visión sesgada, parcial y hasta criminal del imperio castiga a quienes no siguen el ordenamiento delineado por Washington. Es así por ejemplo, que Nicaragua, Cuba o Venezuela, son dictaduras, no hay democracia, no respetan los derechos humanos, practican elecciones amañadas y la oposición es pisoteada en sus derechos más elementales.

Esa es la visión de los Estados Unidos con respecto a estas tres naciones que si tienen algo en común: dignidad y exigen respeto a su independencia, autodeterminación y soberanía. Del otro lado, está la vara “magnánima”, con la que mide a otros países a quienes considera aliados, amigos o muy cercanos, aquí no importa que estos naden en corrupción, aplasten a sangre y fuego manifestaciones, desparezcan ciudadanos, utilicen las herramientas que les da el poder para robarse elecciones.

Ahí está el ejemplo de Perú, va a cumplirse un mes de la segunda vuelta y las entidades electorales, coludidas con el gran capital y los medios de comunicación cuyos dueños son los mismos oligarcas, se niegan a proclama el triunfo del candidato de izquierda Pedro Castillo, sencillamente por que la golpista y corrupta candidata perdedora, Keiko Fujimori, alega fraude en esos comicios, sin que a la fecha haya podido demostrar tal cosa.

En este caso el gran comisario no quiere “entrometerse” en los asuntos internos del Perú y que sean los peruanos quienes resuelvan sus diferencias. Que cándido. ¿Y que ha pasado en Colombia cuando las protestas de los ciudadanos fueron sofocadas a punta de bala y gases lacrimógenos? El gran comisario no condenó el irrespeto a los derechos humanos del pueblo colombiano. Claro, a los amigos hay que medirlos con la vara de seda.

El gran comisario es poderoso, cuenta con recursos ilimitados, aplica sanciones, juega a la guerra y dispone de una serie de instrumentos para socavar gobiernos legítimos porque no son de su agrado. La historia se repite innumerables veces, Chile, Honduras, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Brasil, etc.

Diputado Daniel Ortega Reyes, Presidente del Partido Unidad Cristiana, aliado del FSLN.

Hay una entidad donde el gran comisario se siente cómodo para poner en práctica su política de minar y debilitar a gobiernos que no siguen sus guiones y sus manuales de democracia: la Organización de Estados Americanos (OEA). EEUU la maneja y controla para “condenar” países bajo una serie de elementos de presión política y económica, fundamentalmente.

Entre más alineado a sus políticas esté el secretario de turno de la organización, mejor para los intereses del gran comisario. Ese rol lo hemos visto jugar con toda claridad al señor Luis Almagro, que dispara a dos manos contra quien  se opone a ello. Condena, promueve sanciones, recibe a políticos adiestrados por EEUU en el arte de la desestabilización, califica y descalifica a gobiernos a tono con el gran elector.

En Nicaragua Almagro se ha estrellado con un muro infranqueable colmado de dignidad que solamente quiere ejercer su soberanía en el marco del respeto mutuo. Este señor ha hecho hasta lo imposible por que la comunidad internacional condene a Nicaragua, lo expulse de la organización, que los países del coro rompan relaciones diplomáticas con Managua, sin embargo, no ha podido ni podrá, a Nicaragua le asiste la razón y la justicia. En el país centroamericano se investiga a delincuentes que han abogado por más sanciones, por la injerencia extranjera en sus asuntos internos, por desvío de fondos y lavado de dinero.

La OEA ha victimizado, como era de esperarse, a estas personas, y en contraposición, ha pretendido imponer su narrativa de que no hay condiciones para una elección limpia, democrática y transparente. Exige cambiar las reglas del juego, con una Ley Electoral a la medida del gran comisario y de los intereses de la oposición. Las reglas se definen en la Asamblea Nacional de Nicaragua y para que sean una realidad, hay que tener representación parlamentaria.

Los “candidatos” de la oposición o “líderes” opositores nicaragüenses, en realidad no son candidatos a nada, no tienen partido político, no tienen representación parlamentaria y tampoco tienen liderazgo y mucho menos arraigo dentro de la población. Vaticinaron grandes movilizaciones a favor de dejarlos en libertad. ¿Dónde están esas multitudes de las que hablaron?

Lo que se ve a diario en Nicaragua es a un pueblo trabajador, ganándose el pan de cada día, asistiendo disciplinadamente a aplicarse las vacunas ofrecidas por el gobierno contra el COVID-19 en los puestos asignados por el Ministerio de Salud, construyendo modernos y grandes hospitales para garantizar la salud de las familias, inaugurando obras viales de calidad, entregando meriendas escolares a los menores, promoviendo actividades culturales y recreativas en todo el país.

No sé donde está la Nicaragua que vive “en caos”, la que nos pintan desde las plataformas digitales financiadas con recursos estadounidenses, desde medios escritos y televisados que ya sabemos quienes son. Yo lo que veo es a una entidad electoral invitando en los próximos días a la verificación ciudadana, a una coalición de partidos políticos en la oposición y otro bloque afín al partido de gobierno, el FSLN.

Veo por ejemplo al Partido Unidad Cristiana (PUC), trabajando de la mano con el Frente Sandinista en distintas áreas para impulsar los programas sociales del gobierno. Veo al Presidente y Representante Legal del PUC, Daniel Ortega Reyes, desde su responsabilidad como Diputado por el Estado de Nicaragua ante el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), con el firme respaldo de la bancada de Nicaragua, presentando una serie de iniciativas que fortalecen el trabajo legislativo de la región.

Nicaragua tendrá elecciones el 7 de noviembre de este año, quiera o no Estados Unidos, la OEA e incluso, la Unión Europea, que cuando le conviene le sirve como caja de resonancia a EEUU para sancionar a la nación centroamericana. Habrá elecciones con las reglas de la Constitución Política  y las leyes de Nicaragua.

Hay alrededor de una veintena de partidos políticos que participarán de estos comicios, algunos irán solos y otros en bloque. Las encuestas, a cuatro meses de las elecciones, mantienen como favorito a la Alianza Unida, Nicaragua Triunfa que encabeza el FSLN, aunque la derecha diga que no creen en ellas porque están sesgadas, no importa, algo tienen que decir y el siete de noviembre el pueblo de Nicaragua otorgará un aplastante triunfo a la coalición gobernante.

En la imagen de portada, Diputado ante el PARLACEN, Daniel Ortega Reyes.