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El emperador Xi quiere Taiwán cueste lo que cueste

El todopoderoso líder chino Xi Jinping, que irá, no que a buscar, su tercer mandato consecutivo en 2022, dijo recientemente que China conseguirá la reunificación con Taiwán no sin antes advertir que aquellos que olviden su herencia, traicionen a la madre patria y busquen dividir el país, no tendrán un buen final, serán despreciados por el pueblo y no tendrán un buen final.

Xi hizo esta admonición durante un discurso en el que conmemoraba el 110 aniversario de la revolución de Xinhai (1911), que puso fin a la última dinastía imperial manchú de los Quing y que llevó al establecimiento de la República China.

Según el también Presidente de la República Popular China desde 2013, Secretario General del Partido Comunista de China y Presidente de la Comisión Militar Central, las tres palancas del poder del gigante asiático, la reunificación nacional por medios pacíficos es el interés general de la nación china “incluidos nuestros compatriotas de Taiwán”.

Sin embargo, las declaraciones de Xi están alejadas de todo sentimiento de sinceridad cuando días antes de la celebración del 110 aniversario de la revolución de 1911, en una acción sin precedentes, al menos 150 aviones de combate y cazabombarderos chinos, sobrevolaron lo que Taipéi ha definido como su zona de defensa aérea. Pekín considera a Taiwán una provincia rebelde y ésta se reafirma como una nación independiente.

Desde la llegada al poder de la Presidenta Tsai Ing-wen en mayo de 2016 con la bandera del Partido Democrático Progresista (PDP), y reelegida cuatro años después de forma contundente, las relaciones entre Pekín y Taipéi empezaron a tensarse hasta llegar a la fecha a un punto de quiebre que parece irreversible, debido a las posiciones independentistas de esa formación política  condenadas por los líderes comunistas del continente.

El diario español El País afirma este martes 19 de octubre, que el Presidente Xi tiene en el punto de mira a Taiwán tras remarcar que Pekín da por inexorable la anexión de la Isla y amenaza así el poder de Estados Unidos en la zona. Un editorial del medio ibérico considera que Taiwán es la pieza central de la geometría asiática del poder.

Según el periódico, China está pasando a una nueva velocidad que junto a la concentración de poder y al mimetismo del culto a la personalidad maoísta, está abandonando las ideas motrices del ascenso económico formuladas por Deng Xiaoping tras la muerte de Mao.

Fue precisamente Deng, quien hace casi cuatro décadas formuló la idea de “Un país, dos sistemas” para la reincorporación de Hong Kong y Macao a China y al que finalmente se adheriría Taiwán. No obstante, Taipéi rechaza tajante dicha fórmula y niega el denominado “Consenso de 1992” entre China y Taiwán a través del cual habría una sola China y dos interpretaciones de ésta.

Voces autorizadas en Taiwán han repetido que lo que se ha denominado el “Consenso” fueron negociaciones entre funcionarios del entonces gobernante Partido Nacionalista (Kuomintang) y del Partido Comunista chino en Hong Kong en 1992 y que sirvió para preparar un primer encuentro entre China y Taiwán en el 93.

“No es extraño el auge del independentismo en la Isla, aunque su estatus actual -una soberanía efectiva, sin declaración de independencia ni pleno reconocimiento internacional- es suficiente garantía para su vibrante sociedad abierta y democrática” precisa el medio español.

Agrega que desde Pekín se da por inexorable la anexión, incluso, bajo mandato de Xi Jinping, mientras que algunas evaluaciones militares desde Taipéi consideran que las fuerzas armadas de China estarán preparadas en 2025 para una invasión.

De acuerdo a El País, la anexión, incluso, si ésta fuese pacífica, significaría la expulsión de Estados Unidos y actuaría como un dominó sobre sus aliados, especialmente Australia, Corea del Sur y Japón, que estarían obligados a reacomodarse a la nueva hegemonía de China.

Sería un golpe para la democracia liberal y daría luz verde para el ascenso de Pekín como auténtico imperio de la vasta extensión euroasiática y africana, en correspondencia literal con lo que significa la palabra China, señala el diario.

Afirma que la encrucijada es difícil para Washington, donde hay un fuerte consenso bipartidista sobre el peligro que se avecina, pero más lo es para Bruselas, es decir, Unión Europea y OTÁN, donde son notables las divisiones y el desconcierto sobre la posición exacta a adoptar en el mundo bipolar que ha empezado a configurarse.

China y Taiwán, una disputa de más de 60 años. (imagen de bbc.com)