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Nicaragüenses: A votar el siete de noviembre en la casilla de la dignidad nacional

Los nicaragüenses tenemos el 7 de noviembre un compromiso con la patria y una cita con la historia. A menos de tres meses para la celebración de las elecciones generales sandinistas y no sandinistas, pero nicaragüenses todos, debemos dar, más que un ejemplo una lección de decoro y pundonor a quienes desde afuera, interfieren en los asuntos internos de nuestro país, acudiendo masivamente a depositar el voto en la casilla 2.

Una cita con la patria porque ratificando al binomio Daniel Ortega-Rosario Murillo, estaremos revalidando lo que se ha construido en los últimos 14 años en áreas tan sensibles como la salud y la educación, para seguir transformando Nicaragua, para atraer más inversiones que generen más empleos, para que nuestra voz se escuche con dignidad en escenarios internacionales y el mundo conozca que en esta nación centroamericana hay un pueblo estoico, laborioso que solamente quiere paz, respeto y autodeterminación.

Una cita con la historia porque hay países que se han coludido para impedir precisamente, que Nicaragua siga avanzando a partir del modelo político impulsado por el gobierno y que no es del agrado del imperio y de los antiguos colonialistas europeos. De ahí que no cejan en asediar sistemáticamente la tierra de Darío, Sandio, Zeledón y Carlos.

Estados colonialistas, expansionistas y genocidas devenidos en abanderados de la democracia, imponen sanciones y emiten panfletos convertidos en resoluciones sobre respeto a los derechos humanos como solamente ellos los conciben.

Ellos, que han asesinado a nombre de la democracia a millones de seres humanos dejando caer bombas atómicas, nutriendo sus gigantescas fábricas de armas haciendo la guerra para hacerlas más prósperas, despojando de sus tierras o aniquilando a pueblos originarios o abusando física, sicológica y sexualmente a miles de niños en siniestros internados, muriendo la gran mayoría de ellos malnutridos y enfermos, como se ha descubierto recientemente en Canadá, que se jacta hipócritamente de ser una de las naciones líderes de respeto a los derechos humanos.

Estas potencias, como los Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y la misma Unión Europea están al acecho y son precisamente ellas quienes pretender dar lecciones de democracia, elecciones libres y transparentes, respeto a los derechos humanos exigiendo, de manera insolente, el cumplimiento de acuerdos internacionales que ellos mismos no practican y no cumplen.

El representante legal de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, Edwin Castro, acompañado de líderes políticos de la coalición, en el Consejo Supremo Electoral.     

Nicaragua es un país soberano y exige respeto, porque si se trata de exigir, es necesariamente respeto como se les ha respetado a ellos. Yo no recuerdo que el Presidente de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega, haya alzado su voz para cuestionar, pedir o exigir a ningún Estado, ningún gobernante o autoridad de una nación, elecciones libres o haya puesto en duda el resultado de una elección o bien instando a que se respeten los derechos civiles, políticos y humanos de sus ciudadanos.

Y no lo ha hecho ni lo hará porque cree firmemente en la autodeterminación de cada país, porque es respetuoso de los asuntos internos de cada nación y compete a sus autoridades y sus pueblos, dirimir sus diferencias. Eso es lo que Nicaragua reclama y exige, respeto, que sean los nicaragüenses quienes a lo interno resuelvan sus divergencias.

Es por estas y otras razones obvias que el país celebrará con sus leyes, sus reglas y fundamentalmente con su Constitución, elecciones generales el siete de noviembre, le guste o no a Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, la Unión Europea y a un reducido grupo de países que giran en la órbita de Washington.

Las agresiones políticas y económicas contra Nicaragua por parte de estas naciones desarrolladas tienen eco en un colectivo de medios al servicio de esta ultraderecha, sin embargo, no se saldrán con la suya, el pueblo y su gobierno están dando la batalla y el 7 de noviembre la comunidad internacional no tendrá más remedio que reconocer la victoria del FSLN y sus aliados, un triunfo contundente aunque estos insolentes dirán lo contrario porque llevan tiempo descalificando una elección que aún no se da, dado que esa es la parte que sigue en el guion.

En la coalición liderada por el Frente Sandinista hay partidos que no son sandinistas, institutos políticos que tienen ideologías dispares porque así como hay de orientación cristiana, por ejemplo, Partido Unidad Cristiana (PUC), nos encontramos con ex miembros de la “contra” que fueron parte de la contrarrevolución en la década de los año 80 y hoy día están organizados en el Partido Resistencia Nicaragüense (PRN), y qué decir del Partido Indígena Multiétnico (PIM), con presencia en ambas regiones autónomas de la Costa Caribe. En este bloque figuran liberales y socialdemócratas.

Sin embargo, esta realidad la esconden con descalificaciones groseras negando la riqueza política de la coalición que se ha mantenido victoriosa en estos últimos años y al que se han incorporado algunas personalidades a título personal, como es el caso del ex vicepresidente de la República, Jaime Morales Carazo, de profundas raíces liberales.

Nicaragua unida triunfa y seguirá triunfando, y quienes aún no han decidido su voto o han sido engañados por las trampas mediáticas de la ultraderecha a través de sus redes sociales, desde sus canales de televisión y sus medios impresos, deben quitarse la venda de sus ojos para que vean la realidad de un país en constante transformación, que ha evolucionado y experimentado cambios profundos con la restitución de un sinnúmero de derechos al pueblo, que les fueron arrebatados durante tres gobiernos que se congratularon con los mismos que hoy pretenden destruir la revolución en su nueva fase.

Nicaragua avanza y continuará avanzando por senderos seguros, firmes, en paz y tranquilidad, aunque se irriten, encorajinen y exasperen los señorones imperiales y colonialistas.