Ingrese búsqueda de palabras claves y presione "Enter".

FSLN debe consolidar alianza política con partidos de la coalición Unida, Nicaragua Triunfa

A poco menos de catorce meses para las elecciones presidenciales y legislativas el partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), debe consolidar su alianza política más que electoral con los partidos que le han acompañado en más de una década con una visión institucional y estratégica para impulsar los programas de desarrollo económicos y sociales, fundamentalmente.

La tendencia política de estos tiempos en América Latina y Europa, por ejemplo, es la de formar bloques políticos para ganar una elección entre formaciones que a veces no tienen afinidades ideológica pero si intereses políticos en común. También es verdad que en la mayoría de las ocasiones este tipo de coaliciones terminan fragmentándose porque no comparten parcial o totalmente programas o proyectos debido a que es una alianza electoral o electorera.

En Nicaragua lo vimos en el 90, cuando la Unión Nacional Opositora (UNO), integrada por partidos políticos de las más variadas posiciones ideológicas, se unieron con el único objetivo de derrotar en las urnas al FSLN, lo lograron con apoyo de los EEUU y el contexto de una crisis económica producto de una guerra impuesta por los mismos Estados Unidos. Semanas después, esa coalición se hizo pedazos.

Desde que el FSLN retomó el poder ha venido forjando una alianza política en todo el sentido de la palabra con los partidos cuyos líderes se han dado cuenta que es una coalición que funciona siempre y cuando acompañen los programas de desarrollo impulsados por la formación que gobierna el país. Aunque es una realidad que todos estos partidos “empujan la carreta” al mismo ritmo. Algunos de ellos sin duda, se quedarán en el camino y quizá ya no decidan ir en bloque con los sandinistas.

Razones puede haber muchas. Es posible que estos institutos políticos se hayan debilitado a nivel de sus estructuras, que hayan perdido militantes y simpatizantes porque no han estado a la altura de las circunstancias, porque sus bases no están a gusto con algunas decisiones de sus dirigentes que no son consultadas con ellas, entre otras cosas.

Hace unos años atrás el presidente del Partido Unidad Cristiana (PUC) Daniel Ortega Reyes, que en lo personal es el instituto político mejor posicionado en la alianza Unida, Nicaragua Triunfa, por su liderazgo y su trabajo de organización y de apoyo firme a los proyectos y programas económicos y sociales del FSLN, manifestaba que su alianza con los sandinistas no era electoral sino que tenía un carácter estratégico e institucional y que eso marcaba una profunda diferencia con otras coaliciones que se integran en la víspera de una elección.

“Somos una coalición política desde la perspectiva de la consolidación de la democracia, de un amplio abanico ideológico pero con un programa de gobierno enriquecido y apoyado por los aliados en donde la prioridad son los programas sociales, económicos, de infraestructura y los aspectos culturales” decía en aquel momento Ortega Reyes.

El líder del PUC resumía así esa visión estratégica y política que trasciende lo electoral. Decía que quizá en la elección que se avecina en noviembre de 2021 algunas formaciones políticas no acompañen al FSLN, incluso, algunos dirigentes de estos partidos han puesto en duda su participación dentro de esa coalición, están en su derecho, no obstante, corren el riesgo de desaparecer como partidos por las razones ya señaladas y otras que subyacen a lo interno de los mismos.

Pienso que hay otros partidos dentro de la alianza que también han venido trabajando muy de cerca con el proyecto del Frente Sandinista, pero deben acelerar motores para ganarse una posición dentro de la coalición, porque Nicaragua no necesita de siglas para salir adelante, requiere de esfuerzos conjuntos, y el FSLN ha demostrado que a pesar de las presiones de EEUU, de golpes fallidos, de una crisis económica mundial activada y agilizada por la pandemia, ha logrado sacar adelante al país, prueba de ello ha sido el aumento de las exportaciones, reconocido por instituciones locales e internacionales.

La construcción de hospitales modernos, la ampliación de las vías asfaltadas que permiten el acceso a zonas históricamente olvidadas, el incremento de los cultivos y de productos de exportación, el acceso gratuito a la salud y la educación, la restitución de derechos a grupos vulnerables, etc., dan cuenta de los réditos de este gobierno y el FSLN para seguir garantizando el bienestar de la población.

La oposición sigue naufragando en sus contradicciones internas por sus intereses políticos y personales, claro que no es sano para el país, por el bien de Nicaragua, de la democracia y del desarrollo de la nación, debe convertirse en una oposición responsable, porque no va a ganar la elección de noviembre del próximo año, incluso, van a profundizar sus diferencias, mientras tanto el FSLN y sus aliados, quienes estén dispuestos a acompañarle, deben trabajar más en unidad para forjar una verdadera y sólida coalición para seguir impulsando los programas y proyectos del gobierno.

En la imagen de portada, el Presidente del PUC Daniel Ortega Reyes acompañados de dirigentes del partido.

 

 

 

1.498 Comentario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *