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Año de elecciones en Nicaragua; coalición encabezada por FSLN tiene en Unidad Cristiana un sólido aliado

En noviembre de este año Nicaragua celebrará elecciones generales y hasta hoy día la única candidatura no anunciada a la presidencia de la República parece ser la del actual mandatario Daniel Ortega Saavedra, que buscará con el apoyo de una coalición, obtener un cuarto mandato consecutivo desde que el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) retomó el poder en 2007.

En este contexto histórico no menos de ocho partidos políticos vienen acompañando al FSLN desde 2006 en una alianza que ha tenido varios protagonistas y en la que uno de ellos, el Partido Unidad Cristiana (PUC), cuya presidencia y representación legal recae en el Diputado ante el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), Daniel Ortega Reyes, ha sido un soporte constante y consecuente con la política socio-económica desarrollada por el gobierno.

En la otra acera, la oposición se encuentra perdida en su laberinto. Medios de comunicación afines a ese sector han dicho que es bastante probable que surjan unos tres candidatos para enfrentar a Ortega Saavedra, a quien señalan de dividirlos, un pobre argumento para disfrazar su incapacidad de formar un solo bloque y una única candidatura.

A raíz del intento de botar a Ortega Saavedra en abril de 2018 con hechos de violencia, este segmento opositor que recibe financiamiento externo, se dio a la tarea de intentar la creación de una alianza que aglutinara a lo más variopinto de la sociedad nicaragüense, sin embargo, casi dos años después de esa aventura sangrienta, están más divididos que nunca por intereses personales y agendas propias de grupos económicos que se mueven tras bastidores.

Desde agosto del año pasado empezó la debacle de la oposición cuando la denominada Alianza Cívica abandonó la Coalición Nacional en medio de fuertes reclamos de uno y otro lado. Esos mismos medios que son las plataformas  de propaganda de los sectores de oposición, se encargaron de ventilar las diferencias de estos grupos entre acusaciones de corrupción y de ser más de lo mismo, es decir, de utilizar trampillas y juegos sucios característico de grupos políticos tradicionales y electoreros.

En sentido contrario, el gobierno del FSLN y a decir verdad, con un sólido respaldo de Unidad Cristiana, puede decirse que solamente está esperando el sablazo de salida para entrar en campaña electoral.

El PUC ha sido hasta hoy el más visible entre los aliados políticos del sandinismo en todo el país por su reorganización a nivel de sus estructuras partidarias y a la par, su trabajo a favor de las transformaciones sociales y económicas de las comunidades desde las distintas alcaldías a través de sus ediles y concejales.

Quizá es muy temprano para adelantar que si la alianza Unida Nicaragua Triunfa de la que forma parte el PUC, se mantiene como hasta ahora en virtud de que meses atrás, un dirigente de uno de estos grupos políticos dijo a un medio de comunicación que no sabía si correría con el FSLN en los comicios de noviembre de 2021 porque “las coyunturas políticas cambian en menos de 24 horas, no solo en Nicaragua sino en el mundo entero”.

Más allá de las decisiones que los partidos pudiesen tomar de seguir en la alianza con el FSLN, hoy por hoy este bloque se erige como una verdadera alternativa de triunfo con el apoyo de colectivos políticos, como Unidad Cristiana y su líder Daniel Ortega Reyes, para continuar con el buen gobierno.

En la imagen, el Presidente y Representante legal del Partido Unidad Cristiana (PUC), Daniel Ortega Reyes.