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Tsai Ing-wen: “The Tigress Warrior” de Taiwán

Desde que la pandemia del nuevo coronavirus empezó a hacer estragos en todo el mundo ante la improvisación y el temor por un patógeno hasta ahora desconocido, un reducido grupo de países entre los que se incluye Taiwán, llamaron la atención internacional por su excelente manejo para frenar el virus pese a que algunos de ellos están a escasos 200 kilómetros donde se originó el brote, que como todos sabemos, fue en la ciudad china de Wuhan a fines del año pasado. En este contexto, y tras los reconocimientos y elogios  de la comunidad científica desde todos los rincones del planeta, las autoridades de Taipéi vieron una gran oportunidad para reclamar un lugar como observador en la reunión anual de la Asamblea Mundial de la Salud y compartir su exitosa experiencia en el combate a la pandemia.

Empezó una carrera contra el tiempo y contra las presiones de China continental para evitar la presencia de la Isla a la que considera como una región más de su territorio y a sus líderes como separatistas. La presidenta de Taiwán Tsai Ing-wen encabezó una ofensiva diplomática sin precedentes para tratar de obtener ese puesto de observador en la AMS, una misión que se vislumbraba casi imposible como efectivamente ha sucedido al quedar fuera nuevamente de ese foro y que ya ha tenido una respuesta a través de su combativo canciller Joseph Wu, quién expuso su “profunda pena y fuerte descontento” por la decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de “ceder a la presión del gobierno chino” y continuar ignorando el derecho a la salud de los 23 millones de taiwaneses.

Esta era la “crónica de una muerte esperada” como dice el título de una de las obras literarias del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. Este próximo 20 de mayo, tsai asume oficialmente su segundo mandato revitalizada y fortalecida en su popularidad que ya supera, no dispongo del dato exacto, con creces el 53% con el que ganó las elecciones en enero de 2016. En esta nueva ofensiva diplomática de la “Tigresa Guerrera” de Taiwán, ha quedado marcado para la historia las contribuciones significativas de su gobierno y su pueblo a la ciencia médica así como las medidas ejemplares aplicadas con disciplina y conciencia para frenar en seco la pandemia. La Isla registraba hasta el sábado 16 un total de 440 contagios, 349 de los cuales han sido clasificados como infecciones en el extranjero, 55 como contagios locales y 36 permanecen aún sin clasificar. Siete fallecidos mientras que 389 personas se han recuperado.

Este episodio no se ha cerrado. Los aliados diplomáticos de Taiwán continuarán, sin duda,  haciendo sus mejores esfuerzos para que la Isla obtenga un lugar como observador en la AMS, como también lo reclamaron potencias como Estados Unidos, Japón y Canadá. O como lo pidieron también legisladores de casi medio centenar de países incluyendo Estados Unidos, Europa y sudamérica, por ejemplo. “Taiwán esperará hasta finales de año cuando las reuniones de la AMS se desarrollen de forma normal para promover la propuesta lanzada por los aliados diplomáticos a fin de garantizar que la misma pueda ser discutida plenamente, siguiendo así las recomendaciones hechas por nuestros aliados y países de ideas emergentes” manifestó el canciller Wu.

Las declaraciones de Wu evidencian con toda claridad que Taiwán no cesará en el enfoque de su país para lograr ese objetivo pese a las presiones de China, cuyo opaco manejo en el tema de la pandemia la ha puesto en el “ojo del huracán” de los señalamientos liderados por Estados Unidos, que exige una investigación independiente de los datos proporcionados por el gigante asiático a la OMS, que también ha sido fuertemente cuestionada por su supuesto alineamiento con los chinos y de creer “a ciegas” la versión de los líderes comunistas.

No será fácil recorrer ese camino de aquí a fin de año, Xi Jinping ha amenazado hasta con el uso de la fuerza a Taiwán si persiste en sus intenciones de lograr su independencia porque también luchar por una mayor participación en las entidades internacionales, en este caso, la OMS, también es una manera de buscar su autodeterminación. De momento la estrategia de Tsai acoplada con sus excelentes resultados en el manejo de la crisis provocada por esta enfermedad, le ha dado buenos réditos políticos y un reconocimiento mundial que no tenía durante casi todo su primer mandato al frente del país. Ella sabe que está en el camino correcto, Taiwán requiere hoy más que nunca de la solidaridad internacional como lo han hecho ellos, no vendiendo, sino donando insumos y material médico a innumerables países tengan o no relaciones diplomáticas con la Isla.

 

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